Visitar Ischigualasto, en la provincia argentina de San Juan, es como visitar la Luna. Se trata de una cuenca sedimentaria del periodo triásico caracterizada por la extraordinaria belleza de sus paisajes, en la que abundan geoformas con deslumbrantes gamas de colores, riqueza en flora y fauna autóctona con especies endémicas de gran importancia científica, yacimientos fosilíferos, restos de dinosaurios y una secuencia geológica sin precedentes en el mundo.
La Unesco la declaró Patrimonio de la Humanidad. Ischigualasto está situado al noreste de la provincia argentina de San Juan, a 330 kilómetros de la ciudad capital, en el departamento del Valle Fértil. Ocupa una extensa cuenca sedimentaria de aproximadamente 62.369 hectáreas. Su altura sobre el nivel del mar es de 1.350 metros de promedio y su punto más alto le corresponde al Cerro Morado de 1.800 metros. No solamente la ciencia es lo que se destaca en Ischigualasto, sino también su paisaje imponente con geoformas caprichosas que se han constituido a través del tiempo por la erosión del viento y la lluvia, lo que produce la atracción de turistas de todo el mundo.
El Parque es visitado anualmente por 50.000 personas, cifra que se va incrementando con el paso de los años. Para su ingreso es obligatorio ir acompañado de guías profesionales, que no solamente brindan las explicaciones del sitio, sino que también tienen la función de controlar la preservación y limpieza del lugar. Hay áreas muy interesantes en el parque. El Valle Pintado es un mirador donde se aprecia un paisaje caracterizado por la composición de una mezcla de finas arcillas y cenizas volcánicas compuestas por minerales que sufren transformaciones de oxidación, adquiriendo una llamativa gama de colores: marrón, verde, gris y rojo, dispuestos en capas que llaman poderosamente la atención del visitante.
El suelo es impermeable; cuando llueve, el agua no se filtra, por esta razón la vegetación es escasa, solo crece a orilla de los cauces temporales de agua. Este paisaje, de singular parecido con el de la superficie lunar, originó el seudónimo, tan popular con el que es conocido internacionalmente el parque, «Valle de la Luna», siendo su verdadero nombre Ischigualasto.
La amplitud térmica del sitio es muy marcada ya que se registran temperaturas extremas de 45º C en los días de verano y de –10º C en las noches de invierno. Hace mucho calor habitualmente y, como no hay casi vegetación, la sensación térmica es mucho mayor. Las diferencias de temperatura no solamente se perciben entre las estaciones del año, sino también en el transcurso del día.
Los vientos son constantes, predominando el viento regional Zonda, que se hace presente con ráfagas que superan los 80 kilómetros por hora provocando una marcada erosión en el terreno.
Las precipitaciones anuales no superan los 120 mm de promedio, son cortas y torrenciales en verano, lo que originan grandes crecientes que provocan un desgaste que se puede apreciar sobre todo en los terrenos más blandos y cerca de los cauces de ríos. Los ríos son temporales, sólo llevan agua después de las precipitaciones, provocando fuertes avenidas que arrasan lo que encuentran a su paso.
La vegetación es xerófila, es decir, especies vegetales adaptadas a vivir bajo condiciones de escasez de agua y de marcada amplitud térmica. Se caracteriza por reducir el tamaño de sus hojas, que en algunos casos las transforman en espinas que producen una resina que las recubre para evitar la transpiración o evaporación del agua que contienen.
La fauna se adapta al tipo de clima predominante. Así, por ejemplo, el guanaco es el ejemplar que se puede apreciar con más facilidad en el parque, siempre se moviliza en grupos organizados (manadas). Al macho, joven y fuerte, se lo reconoce con el nombre de «relincho», líder de la manada y es el único que se aparea con las hembras.
En la zona también hay «maras» o liebres patagónicas que tienen el hábito de andar siempre en pareja; el zorro gris es un animal muy curioso, se acerca al hombre ante la posibilidad de que éste le pueda proporcionar comida y es por ello que suelen deambular por los alrededores; el puma es de hábitos nocturnos y difícil de observar. Su dieta está compuesta solamente por los animales que caza. Los roedores existentes son: vizcachas, mulitas, y ratón cola de pincel (especie endémica poco conocida).
Entre las aves que se observan en el lugar están el cóndor, aguiluchos, ñandúes, y aves migratorias como garzas; los anfibios son escasos, los sapos y las ranas aprovechan el agua de las lluvias para reproducirse y durante la sequía permanecen enterrados en las partes húmedas. Los ejemplares de víboras que habitan en la zona son: yarará chica, cascabel, coral e inofensivas culebras.
El periodo triásico se encuentra en todo el mundo enterrado bajo sedimentos y a grandes profundidades pero, en algunos sitios del planeta, se pueden presenciar afloramientos sedimentarios que sólo representan una porción del mismo.
El sitio Ischigualasto es el único donde se encuentra la secuencia completa de sedimentos continentales del triásico. Esto se debe a que un choque de placas produjo una fuerte presión que provocó, entre otras cosas, el nacimiento de la Cordillera de Los Andes.
La misma presión repercutió en el interior del continente y empujó los sedimentos que cubrían la zona de Ischigualasto-Talampaya contra las Sierras Pampeanas, dejando al descubierto una secuencia completa de sedimentos continentales del Periodo Triásico.
En Ischigualasto-Talampaya se han encontrado una gran cantidad y variedad de fósiles, del grupo de los Sinápsidos (eran los que dominaban el planeta cuando comienza la Era Mesozoica hasta que aparecen los arcosaurios), los Arcosaurios (aparecen a mediados del Triásico ejerciendo una fuerte competencia con los cinodontes, de características carnívoras y de este grupo aparecerán después los dinosaurios). Estos fósiles proporcionaron a la ciencia información de gran importancia referida a la fauna que existió en el periodo triásico.
Entre los más importantes encontrados en el Ischigualasto-Talampaya se pueden citar los rincosaurios, que medían entre 2 y 2,50 metros de largo y 50 centímetros de alto, tenían el húmero y el fémur próximos a la posición horizontal; los cinodontes, reptiles mamiferoides (falsos mamíferos) parientes cercanos de los mamíferos, que eran herbívoros o carnívoros y de diferentes tamaños; los dicinodontes, que eran herbívoros, de hasta 4,50 metros, cráneo grande y alto en la parte posterior, grandes aberturas temporales, mandíbulas sin dientes con borde filoso, esqueleto robusto principalmente en extremidades anteriores; el herrerasaurio era un dinosaurio bípedo, depredador, de hábitos carnívoros, tenía cabeza estrecha y liviana, dientes filosos curvados hacia atrás, de posición erguida, sus manos quedaban libres y desarrollaron poderosas garras que las utilizaban para tomar y aferrar sus presas.
El freguellisaurus fue el dinosaurio carnívoro más grande y temible encontrado en Ischigualasto, medía hasta nueve metros de largo por dos de alto, su fortaleza principal estaba en sus dos patas posteriores que hacían de éste un depredador muy veloz. Al igual que el herrerasaurio tenía la mandíbula inferior articulada.
El pisanosaqurius era el dinosaurio herbívoro más antiguo conocido en el mundo, no superaba 1 metro de largo, mejillas musculosas, apretada dentadura lo que le permitía tener gran superficie de masticación adaptada para triturar fibrosos vegetales, bípedo y muy ágil. Y el riojasaurus era considerado el predecesor de los saurópodos. Su tamaño alcanzaba los 10 metros de largo. Su cabeza era pequeña, pero su cuello y su cola eran largos. Eran cuadrúpedos, de hábitos herbívoros, se alimentaban de plantas altas.