En Londres han tenido la genial idea de vender cerebros para llevar, y así los zombies hambrientos puedan comer un “tentempié” hasta que encuentren alguien a quien comerle el cerebro.
Básicamente consiste en que el zombie se acerca al puesto de cerebros y selecciona del menú el más sabroso y apetecible y … listo, ¡a comer!.